Una mirada local y genuina
La auténtica Ammán
Ammán es una trampa. Suele engañar incluso al viajero más experimentado. A primera vista, parece no ofrecer ningún atractivo más allá de su impresionante ciudadela y anfiteatro. Pero eso es lo divertido de Ammán. Encontrar sus encantos ocultos requiere un poco de esfuerzo. Pero están ahí. Oh sí, están ahí. Y son bastante fáciles de encontrar con un poco de ayuda de los lugareños, que conocen los secretos de sus barrios.
A TRAVÉS DE LA MIRADA LOCAL
Nos citamos en Al-Haj Mahmoud Habibah & Sons, también conocido como el Knefa Corner, donde un grupo de lugareños disfruta del sabroso y famoso postre de origen sirio. Anás no lleva de un lado a otro explicándonos las historias que surgen a cada paso: un singular árbol plantado por soldados australianos, unos poemas escritos en muros escondidos, o un aparcamiento en cuya azotea se esconde un mirador con vistas panorámicas.
“Bienvenidos a mi ciudad. ¿Veis ese mural? Marca el Este de la ciudad, que es la parte menos visitada porque no hay tiendas… ¡pero sí muchas historias!” Anas es un torbellino de ideas y palabras. Un narrador de raza.
“Mostramos aspectos de la ciudad que no se pueden encontrar en Google”
Nos detenemos en el pequeño Café Yafa, un lugar curiosamente decorado con portadas de discos, ilustraciones y fotos de personajes notables como Abdel Nasser, Einstein, Muhammad Ali y Saddam Hussein. “Pertenezco a una generación diferente, más motivada por los valores que por las ideologías. Los jóvenes no haremos el cambio. Nosotros somos el cambio”, me dice apasionadamente mientras tomamos un café turco. Anas quiere tender puentes entre el Este más humilde y el Oeste más rico. Y quiere hacerlo a través de conciertos, exposiciones o reuniones familiares. “Mostramos aspectos de la ciudad que no se pueden encontrar en Google”.
Mientras paseamos, Anas nos cuenta historias sobre todos los grafitis y murales que vemos en las paredes: desde pequeños dibujos de sandías que simbolizan el apoyo a la causa palestina hasta poemas en árabe que él traduce para darles significado. Algunos retratos también necesitan explicación, como el de Mahmoud Derwis, considerado el “poeta de la resistencia” y el cerebro de las palabras y discursos de Yasser Arafat.
La siguiente parada es en el Jadal Café, un espacio de creación artística e intercambio cultural disfrazado de cafetería. Un lugar donde no se paga por el café sino por el tiempo que se pasa. ¿En la biblioteca local? ¿En el jardín urbano? ¿En una sala de debate, tal vez? O quizás en uno de los talleres de teatro, música o danza. ¿Cuál es el perfil de tus clientes? Le pregunto a Anas. “Tengo clientes que están más interesados en conocer gente que en ver lugares. Gente que a veces ni siquiera quiere caminar. Quieren hablar”.
Como cualquier ciudad de Oriente Medio, la vida implosiona en sus zocos. Los sonidos, los olores, los colores y el caos de los mercados son una de las formas más intensas de vivir una ciudad como Ammán. Anas parece conocer a todos los comerciantes. Saluda y habla con todo el mundo mientras nos invita a coger frutos secos, a probar las especias de los puestos o a charlar con los egipcios que regentan los puestos de pescado fresco. “Si faltara alguien en el mercado, me daría cuenta”, dice mientras me presenta a Abu Mohammed, “lleva 30 años sentado aquí, en esta pequeña caja, pelando ajos con su simple cuchillo”.
“En noviembre, el cielo de Ammán se convierte en un campo de batalla”, nos cuenta Anas. “Ese mes, unas 500 palomas vuelan en diferentes bandadas, cada una de ellas de otro entrenador. El ganador es el que consigue llevar más palomas a su tejado. Lo llamamos ‘La Guerra’.
Espera un momento. ¿Palomas, entrenadores, batallas? ¿De qué estás hablando? Pregunto, intrigado. “Es una costumbre que se originó en Irak y es bastante popular aquí en Ammán, donde cientos de entrenadores entrenan a diario, cada uno con su grupo de palomas. No sólo para la guerra de noviembre. Hay constantes batallas en el cielo para atrapar palomas”.
Anas hace honor a su condición de guía local y nos lleva a la azotea de un entrenador amigo suyo. “Os presento a mi amigo Mahmood Al Shanteer, uno de los muchos entrenadores de palomas de Ammán”. Mahmoud tiene 30 años, ojos claros y viste un chándal verde. Nos cuenta que fue introducido en el arte del entrenamiento de palomas por su tío en 2011. “Sólo en mi barrio hay un centenar de cazadores”, nos dice. Los entrenadores trabajan a diario con sus palomas: las alimentan regularmente, las entrenan con silbatos y crean un vínculo de confianza. Una vez en el aire, se trata de que la bandada atraiga a las palomas de otros grupos a su tejado, donde serán cazadas (o no) por el entrenador.
“Hoy gano una, mañana puedo perder otra”
¡Dah, dah!” Mahmoud mira al cielo mientras alimenta a sus palomas y les habla con monosílabos. También agita un cazo con comida y utiliza el sonido como reclamo. Entonces, de repente, un gran grupo de palomas de todos los colores aparece desde el cielo. “Hay diferentes especies: Cachemira, pakistaní… pero la Baghdadi es la más fiel”, me dice. “Este juego no es sólo una cuestión de caza, sino también de lealtad”, nos dice mientras fuma un cigarrillo tras otro.
“¡La atrapé! ” Una vez cazada la regla es que permanezca tres días sin volar, y esperar a que otro entrenador pregunte por ella para devolverla. O no. Todo depende de si es de un entrenador amigo, o de un cazador con el que no haya acuerdos. “Los problemas vienen entre los que lo hacen por negocio”, me dice Anas. “Tengo acuerdos con casi todo el mundo. Para mí, es un hobby más que un negocio”, me dice Mahmoud, apurando el último pitillo antes del siguiente. “Hoy he ganado una. Mañana puedo perder otra”
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TOUR DE GRAFFITIS
“En este barrio se hizo en el 2015 el primer tour artístico de la ciudad”, me cuenta Shermine Sawalha, dinamizadora artística y social de Ammán. Nos hemos citado en Jabal Wiabdeh, un barrio moderno, acogedor y vibrante de la ciudad, famoso por sus galerías de arte y museos, así como su oferta de actividades culturales. Shermine es una activista artística, cuyo lema es “Educar mediante el entretenimiento”, y hoy se dispone a mostrarnos los murales que más le gustan de Ammán.
Los grafitis y murales de la capital jordana han crecido tanto en cantidad y calidad que son uno de los atractivos turísticos de la ciudad. Tanto es así que varias empresas ofrecen visitas guiadas para descubrirlos y entenderlos con guías locales. Una excusa perfecta para visitar diferentes lugares de la ciudad y disfrutar de joyas urbanas ocultas a simple vista.
Nos sentamos en el Café Rumi, que lleva el nombre del famoso y erudito poeta persa. El ambiente es 100% hipster. “La educación es la clave”, nos dice Shermine, una trotamundos indomable nacida en Ammán. “En 2013 comenzamos con distintos proyectos que ejercieron una gran influencia en los niños y jóvenes del barrio, que empezaron a entender las artes y la cultura de otra forma. Esos son los niños y jóvenes que hoy, diez, quince años más tarde, han crecido y son los que pintan los mayores murales de la ciudad.”
“Hay muchas más artistas femeninas que están involucradas en la calle, lo cual es genial”
Dina Maqdah
Ammán a la moda
En el lado oeste de la ciudad, se encuentra el distrito de Sweifieh: con sus edificios acristalados, embajadas amuralladas y villas de varias plantas. Entramos en un moderno centro comercial en busca de Dina Maqdah, una joven diseñadora que trabaja para marcas y organizaciones de moda internacionales.
En una boutique se exponen ropa, bolsos y accesorios y bisutería y joyas de alta gama. “Todos son productos fruto del talento local. Intentamos poner en contacto a diseñadores y productores locales”, nos dice Dina. “En la ciudad siempre ha habido un latido por la moda, pero se ha desarrollado mucho en la última década”.
¿Cómo influye el diseño en la imagen del país? Pregunto. “¡Mucho!”, exclama Dina. “El diseño hace marca de un país. Está en todo: la arquitectura, el urbanismo, las fotografías, la ropa… Es lo primero que ves, y te cuenta un relato sobre la identidad y la cultura del país.” ¿Y en Jordania específicamente? “La cultura del diseño en Jordania incorpora influencias de todo tipo, lo que es una muestra de la diversidad del país”.
A través de los ojos locales
Conoce a Anas, nuestro guía en Ammán, y descubre de su mano los secretos de su ciudad. Y no sólo eso: también apoyarás un proyecto turístico en Ammán a través de historias genuinas y únicas que ayudan a las comunidades locales a hacer oír su voz y a beneficiarse del turismo en Jordania.
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